viernes, 14 de mayo de 2010

El mosaico de Ozpetek contra el prejuicio

Dicen por ahí que el cine italiano ya no es lo que era. Puede que sea cierto. Ya no están Vittorio Gassman o Marcello Mastroiani. Ni Fellini o Passolini. Pero hay sorpresas agradables. Llegué a Ferzan Ozpetek gracias a una amiga que me proporcionó la banda sonora de su última película, “Mine Vaganti”, una de las que llegaron a la última gala de premios de la Academia del Cine Italiano. Y mereció la pena retener el nombre de este cineasta de origen turco, que firma títulos cargados de energía.

Salí del cine con una sensación indescriptible de consuelo. De entrada, podría decirse que “Mine vaganti” trata de la homosexualidad. Detrás de ese telón y de un tono de comedia se esconden decenas de reflexiones sobre la Italia actual, sobre los prejuicios, la apariencia, las relaciones humanas, el sentido del error. El miedo a dejar de ser o a ser lo que uno realmente es. La perdurabilidad de las emociones. La insolencia de “lo normal”. La aceptación.

Ozpetek presenta, en la ciudad de Lecce, a una familia burguesa propietaria de una fábrica de pasta legendaria. Un cuadro que puede darse en muchos pueblos del sur de Italia, al que sólo se puede reprochar cierta insistencia en el tópico, porque, por encima de eso, es un mosaico que arroja luz a cualquier zona geográfica.

En ese plano irrumpen cuestiones universales, preguntas con o sin respuesta y personajes perfectamente perfilados: un matrimonio "convencional", protagonizado por un padre incapaz de enfrentarse a su propia intolerancia; una abuela entregada a la libertad que no supo disfrutar de joven; una cuñada que se regala toneladas de nostalgia para aliviar su soledad y dos hijos que se debaten entre confesar su homosexualidad o sufrir en silencio. El final, si es que lo hay, queda abierto a interpretaciones y a ese interrogante que, para cada uno, es la vida en sí misma.

Todo un logro, en una Italia que se resiste a mirar hacia delante, que desmonta prejuicios y empuja a dejarse llevar como una mina.

“Mine vaganti” –Minas vagantes- se adentra en lo impredecible de la vida, en el descubrimiento de uno mismo, en la dificultad de la renuncia. Y sus diálogos golpean fuerte para recordarnos la esencia de lo que somos.
“Non bisogna aver paura di lasciare, perchè ciò che conta non ci lascia mai”
Tommaso - Riccardo Scamarcio

1 comentario:

  1. Vaya, hoy os habéis puesto unos cuantos/as blo/flogueros de acuerdo en la temática...

    Me ha gustado mucho, como siempre.
    Un saludo.

    ResponderEliminar