martes, 14 de abril de 2015

Viajes y vueltas


Volver a un lugar en el que pasaste años de tu vida produce tal impacto en tu memoria que al principio, de entrada, sientes que no lo reconoces. Todo sigue igual, pero todo ha cambiado. Han pasado diez años y eres otra persona. En realidad no. Eres la misma, pero con mil vivencias más, con mil vueltas, cientos de viajes y lugares recorridos. Paseas por esos jardines, el pasillo, la clase. La sala de profesores, ese lugar vedado que ahora sí puedes pisar, porque estás en ese otro lugar. La vida, de repente, por un momento, te ha puesto ahí. Y tú has querido estar ahí. 


A veces, sin pensarlo, tomas decisiones que cambian para siempre tu camino. No sé cuánto me cambiará haber pisado el Liceo de nuevo, pero es cierto que me ha llenado de luz. He tenido que ponerme frente a casi treinta adolescentes inquietos para recordar qué es lo que me hace feliz. Hemos hablado de información, de periodismo, de la vida y de lo que ellos han querido, porque tienen una curiosidad infinita que emociona. Hemos viajado juntos al pasado. Y yo he hecho un viaje en el tiempo, para pensar en el futuro y vivir el presente, con el impulso de sus miradas de ilusión.

A veces, la rutina nos hace olvidar lo importante que es invertir nuestro tiempo en ser felices. Ser felices, en lo poco o mucho que dependa de nosotros, con lo que hacemos, trabajar no solo por la necesidad de hacerlo. Sentirnos realizados, tener un proyecto propio, ilusión, ganas de crear, de avanzar, de cambiar cosas. Algo pasa, y nos paramos a pensar que quizá debamos reconducir nuestro camino para seguir persiguiendo el sueño, los sueños que nos hacen felices. 


A veces, nos olvidamos de vivir. Crear, amar… Soñar. La vida no es nada sin esos sueños que tenemos despiertos. Y me doy cuenta de que solo hace falta pararse, de vez en cuando, entre tantos viajes y vueltas. Subir de nuevo al coche y meter la siguiente marcha a conciencia, seguir el camino, emocionarnos. Abrir la ventana, que se erice nuestra piel con el viento y sonreír, con esa mirada puesta en las pequeñas cosas que nos enseñan a vivir, entre viajes y vueltas.


"¡Perder el sueño, que desteje la intrincada trama del dolor; el sueño, descanso de toda fatiga; alimento el más dulce que se sirve a la mesa de la vida." (Shakespeare, Macbeth) 

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