miércoles, 7 de agosto de 2013

The fine art of Wine Tasting


Ciudad, mar, naturaleza. Mar, tranvías y otra vez mar. Naturaleza, robles y humedad. California tiene 58 condados con una diversidad paisajística y climática inabarcable. Desplazarse veinte kilómetros puede significar un trasvase térmico de hasta veinte grados, y también un cúmulo de sensaciones ópticas indescriptibles. El paisaje regala decorados infinitos, lagos, valles, montañas y una rica vegetación que te hace abrir los pulmones hasta el más allá y olvidar que hace menos de diez días tus pies pisaban el asfalto madrileño. 


Después de un día agotador en San Francisco, cenamos y nos fuimos a pasar el día al Valle de Napa. Ya había oído hablar de California y sus viñedos. Muchas bodegas de todo el mundo se han desplazado a este lugar para ampliar su negocio y abrirse paso en el enoturismo, por ejemplo las españolas Torres, que eligieron en los ochenta este lugar del norte de San Francisco por su privilegiada brisa y su niebla marina. Además de su producción vinícola, el espacio sirve para la difusión de la cultura culinaria española y catalana, sin faltar esos shows de flamenco tan apreciados por los turistas yankees... 
Dejamos atrás la ciudad y nos adentramos, carretera y manta (no más de trece grados en San Francisco), en un bosque de robles centenarios. Las bodegas se suceden. Hay más de seiscientas, que reciben cada año a cuatro millones de turistas, compitiendo con Francia. El viaje nos invita a perdernos por las carreteras secundarias, sin saber adonde ir, sin rumbo fijo. Lo mejor de los viajes es cuando uno pierde la noción del tiempo y se deja llevar.
Aterrizamos en Jamieson, un antiguo rancho español en el que parecen saber mucho sobre el refinado arte de catar vino, aunque llamen ¨pínou¨ a la elegante ¨Pinot Noir¨.


Incluso para los que no sabemos de vino, disfrutar una buena copa con el sonido de una cascada y el vuelo de las águilas sorteando el valle es una experiencia única. Napa es una reserva natural de California, llena de negocios familiares, aunque la perfección de su paisaje revela que es también una de las zonas más caras para hacer vino. No es casualidad que sus caldos estén entre los mejores del mundo. 

Salimos de Napa y subimos hasta Sonoma, Santa Helena y Calistoga. Aquí es época de bodas, nos encontramos con más de una en los recónditos castillos. En algunos, el turismo es una maquinaria que funciona a la perfección, aunque en ocasiones se pierde la esencia de la exclusividad que el lugar pretende ofrecer.  Napa también se puede conocer en avión, en globo o en tren. Muchos domingueros sanfranciscanos deciden perderse por la zona en coche, con largas colas en la carretera de vuelta. 

Por eso seguimos perdiéndonos entre el paisaje. Nos encontramos de frente con el excéntrico Castello di Amorosa, una construcción de coste estratosférico, impulsada por un millonario italiano.

El castillo tiene solo veinte años, pero todos los detalles trasladan a la época medieval. Se puede pasar la noche por un módico precio de 1.500 dólares.

  
Caen treinta grados en Napa. El coche nos lleva a cenar al centro de Sonoma, a un café muy chic que quiere tener sabor a Italia, aunque las tostadas de pan se sirven con mantequilla. El vino magnífico, claro. Volvemos despacio, sin prisa. Berkeley nos espera, después de un pintoresco roadtrip, con su niebla, su brisa y sus trece grados.

3 comentarios:

  1. Hola, Mónica.
    Acabo de "conocerte" aquí.

    Hacía mucho que no me llenaba de tantas sensaciones leyendo. Quizá sea por una mezcla mágica entre la fuerza que transmites en la experiencia que cuentas, lo evocador y reconocido que resulta para mí mucho de lo que ahora te leo y también las sensaciones de lo que se me abre por delante....

    Soy emprendedora y, como tú, aunque de manera diferente, hace poco que estoy sumergida en el fascinante mundo de lo que se bebe y se come :-)

    Me he quedado por tu blog un buen rato y me ha apetecido saludarte. No quiero molestarte en los días que te queden por allí que seguro serán intensos. He descubierto tu blog buscándote al leer tu reciente entrevista a Carlos Falcó. Te llamé ayer pero en Efe me comentaron que estabas fuera de España.

    Creo que me puedes ayudar con algo que necesito pero no querría escribirlo aquí. Si hay una manera en que pueda llegar a tí antes de que regreses.... aquí me quedo a la espera de lo que me digas.

    Seguiré impaciente leyendo estas sensaciones diarias tuyas.
    Te dejo aquí un abrazo.

    María

    ResponderEliminar
  2. Hola María,
    Muchas gracias por tu comentario. A veces una no sabe adónde llegan as palabras, así que da mucha satisfacción saber que alguien las ha leído desde alguna parte. Puedes darme tu mail y te contacto
    Un abrazo,
    Mònica.

    ResponderEliminar
  3. Hola, Mónica.
    Claro que sí. Gracias.
    Mi e-mail es twintramp@hotmail.com

    ResponderEliminar